Excelente alojamiento; una hostería familiar muy cómoda atendida por sus dueños. Nos tocó una habitación con un pequeño balcón, muy cómoda (baño completo, frigobar y una gran cama). El desayuno es casero, lo cual, marca la diferencia respecto al resto de los alojamientos. Por lejos, una hermosa experiencia día tras día ya que van variando alguna de las cositas dulces que ofrecían. ¡Me encantó eso! También ofrecían jamón, queso, pan casero (blanco o integral), jugo de naranja, queso crema, manteca, mermelada, frutas, etc. Aplausos para todos los que hacen este emprendimiento.