Es una casa muy vieja, los jardines no están cuidados y las habitaciones recuerdan a la casa de la abuela. Aun así, el edificio por dentro es acogedor y cálido como una casa de montaña. El precio es bajo y el personal muy agradable. Está fenomenalmente ubicado entre el palacio de Peles y la zona del centro del pueblo.

Es un hotelito precioso. El personal es muy amable y te da toda clase de indicaciones. Las habitaciones son muy amplias y el baño también. La decoración es antigua pero tiene su encanto, sobretodo el crujir de la escalera de madera. La insonoridad no está muy conseguida pero su encanto lo perdona.
El Desayuno es correcto, y son muy amables porque a petición te hacen tortillas, huevos duros, huevos con beicon, creps, etc…
Su ubicación permite llegar hasta el Castillo de Peles dando un paseo realmente precioso. Se encuentra a unos 15 minutos andando, entre arboledas y bosques.
Tiene el inconveniente que está en una subida, como la mayoría de hoteles de Sinaia, ocurre que después de cenar da pereza subir andando la cuesta.

Un sitio muy diferente de muchos otros, muy completo, habitaciones amplias ... cada una diferente, etuvimos 22 personas y hemos visitado cada habitacion como si fuera un museo, poruqe cada uno decia que su habitacion es la mas guapa, pero sorpresa ... todas las habitaciones tenian algo diferente y todas era majas. Nos han sirvido desayuno, comida y cena, todo tradicional y muy bueno. Por la noche nos ha acompañado una orquestra de dos señores para que todo sea perfecto. Personal muy amable, os lo recomiendo de todo el corazon!