Dado el precio pagado me permito hacer un comentario algo extenso de nuestra experiencia durante las 5 noches que nos hospedamos en el hotel. La ubicación del complejo en la península de Rilán es excelente, el acceso es fácil, asfaltado prácticamente en su totalidad salvo un último tramo pequeño que es de ripio en buen estado por lo que no hay problemas en llegar con cualquier tipo de vehículo.
Ya dentro de las instalaciones te dan una cordial bienvenida, con jugo natural y unos snacks dulces y salados muy ricos que hacen ellos mismos en su cocina, para luego ir a tu habitación.
En nuestro caso la habitación estaba en una de las alas del hotel, es decir, una construcción alejada algunos metros de la construcción principal que es donde está el restaurante y la recepción (y donde me parece que también existen un par de habitaciones). Acá hay un primer punto a observar, y es que mirando las fotos del hotel uno imagina que todas las habitaciones tendrían vista despejada hacia el fiordo y hacia Castro, lo que no es así al menos en nuestra habitación que creo fue la número 6 (primera habitación del ala, más cercana a la estructura principal). Esta habitación mira hacia el bosque, miras directamente unos árboles que están a pocos metros y no te da la vista que al menos yo esperaba tener desde la habitación al ver el hotel por internet. En cuanto a la habitación misma, ésta es amplia y cómoda y puedes manejar la temperatura desde un dispositivo algo engorroso de usar, pero que con una pequeña indicación de parte del staff nos permitió tener la temperatura deseada. Otro tema a observar es el baño: yo sinceramente no entiendo estos conceptos en que el baño es un espacio abierto, donde prácticamente no existe privacidad alguna. En la ducha puede dar lo mismo, pero en el espacio del WC, debería haber una puerta que se pueda cerrar para así separar completamente el espacio del resto de la habitación, pero acá eso no existe y por más que estés con tu señora o pareja, o familia, ese espacio necesita algo de privacidad, la que acá no hay, y resulta ser incómodo. Otro aspecto a observar es la falta de un frigobar porque, más allá de querer tomar algo helado en la habitación, uno también mientras hace turismo adquiere productos locales y resulta que acá no tienes la opción de refrigerarlos por lo que se echa de menos esta facilidad. La habitación no tiene TV, la que no hace falta considerando que sales todo el día, pero sí tiene un parlante con bluethoot, el que utilizamos bastante. Ya en el restaurante puedo decir que es un buen restaurante. El desayuno, quizás por temas de COVID, lo sirven a la mesa. Jugos naturales, leches, fiambres de primera, quesos, diferentes tipos de panes, huevos en diferentes preparaciones, dulces hechos por ellos mismos, y en realidad todo lo que quieras. A observar eso si el que te cobren por un café de grano. Nunca almorzamos en el restaurante, pero sí cenamos: fácil menú, flexible dentro de sus opciones, y más allá de alguno que otro plato excesivamente caro para lo que era, no puedo decir mucho más, salvo que deben estandarizar el tema de los tragos: un día un pisco sour excelente, otro día más o menos, y otro día malo. Mismo trago, y diferentes resultados dependiendo de quién te lo hace. Vino a precios de restaurante, pero puedes dejar la botella descorchada y terminarla al día siguiente, o llevarla a tu habitación, si es que no la consumiste en su totalidad. También existe un fuego al lado del restaurante, en que te puedes ir a sentar un rato a leer algo, o a tomar alguna cosa, pero sin vista al exterior. En cuanto al personal, este es muy atento y preocupado, tanto quienes están en recepción como quienes atienden el restaurante. Finalmente, el espacio en el que está emplazado es inmenso y lo puedes recorrer caminando como una actividad de mañana. Precio de masajes: prohibitivos.
Como conclusión OCIO es en términos generales un buen lugar para hospedarse en Chiloé. Sí da la sensación de que está en rodaje, que falta engranar y aceitar la maquinaria para que funcione como un hotel del precio que cobran y que en algunos casos desaprovechan la hermosa vista como por ejemplo en el caso de nuestra habitación y en el caso del fuego que está en recepción el que de haber mirado hacia el fiordo habría sido un acierto mayúsculo. Punto negro derechamente es la vista desde mi habitación, desconozco como serán las otras emplazadas en la misma ala. Pienso que aún no vale lo que cobran.