Llegamos a mitad de semana y el hotel carecía de servicio de botones, teniendo que llevar el equipaje uno mismo a la habitación. Las habitaciones estaban sucias y algunos artefactos en mal estado. La TV no funcionaba correctamente, necesitaba ser desconectada y vuelta a enchufar para encender. Además, las habitaciones carecían de aire acondicionado, lo que hace desaconsejable visitarlo en verano, ya que no se puede refrescar sin abrir la puerta del pasillo.
La ducha estaba tapada, obligando a baños extremadamente cortos para evitar que el agua se desbordara. No había agua caliente para preparar té o café en la habitación. El personal mostraba poca disposición para trabajar y atender a los huéspedes. Aunque el hotel cuenta con un sendero al mar, lamentablemente estaba cerrado debido a su mal estado.
Los restaurantes del hotel ofrecían platos normales, pero eran caros y mal atendidos. En algunas ocasiones, los platos pedidos llegaron cambiados o directamente no llegaron.
De los dos Dias que pasamos una camarera portuguesa nos atendió y fue la única persona del hotel destacable e impecable su atención
Lo único bueno fue la piscina temperada; sin embargo, las tinas calientes al aire libre estaban con exceso de cloro lo que hacía incómodo su uso, siendo poco aprovechables en general.