Fuimos a pasar la Nochevieja en familia y no nos arrepentimos de la decisión. La casa es una preciosa edificación de madera con cuatro habitaciones de buen tamaño y un patio enorme.
La cocina está muy completa y si necesitas algo siempre puedes acudir a Rosa, una mujer encantadora que nos dejó como detalle una tarta de turrón casera y que no dudó en suministrarnos una fuente para cocinar la cena de nochevieja.
Además, el pueblo, aunque pequeño, es estupendo para pasear y descansar. Si se quiere salir, Luarca está bastante cerca y Cudillero está a 25 minutos.
Como única pega, decir que la estructura de madera no debe estar insonorizada y eso hace que todo se oiga haciendo complicado un buen descanso.
En resumen, una gran opción si se quiere desconectar del ajetreo y disfrutar de la naturaleza en un entorno privilegiado.