Soy de la zona pero vivo fuera e intento ir siempre que puedo, sobre todo si llevo visita es un imprescindible. De las tapas, no sabría con cuál quedarme. Todas son geniales y las raciones son más que generosas. En cuanto a los segundos, soy especial fan de las carnes a la brasa aunque en general la comida casera es genial. Tienen una buena bodega e imprescindible dejar un huequito para el postre. Recomiendo la tarta de yema y el tiramisú. Todo casero!!!
En cuanto al precio, hay que tener en cuenta que es un restaurante. Para los que vivimos en Madrid yo diría incluso que es baratísimo, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad y la calidad.
Si se va un domingo o en alguna fecha señalada, mejor reservar porque se suele llenar. Entre semana es muy tranquilo.

Un grupo de excursionitas, despues de realizar una ruta de 10 Km por la Sierra de Mariola, fuimos a comer a este restaurante. Previamente habíamos reservado, con mucha antelación, porque parece ser que es un sitio muy solicitado. Seguramente será porque no hay otro en el pueblo.
El menú prometía: dos entradas fuertes y un plato principal a elegir entre una serie de platos típicos de la zona ( paella, arroz al horno, gazpachos, bajoca farcida y borreta). También se incluía cerveza, vino, postre y café.
Primera decepción: las entradas
Una de ellas consistía en patatas cortadas a rodajas asadas con all i oli. Sabor aceptable pero resultado pobre.
La segunda entrada: calamares a la romana con rebozado industrial.
Segunda decepción: el plato principal.
Gazpachos: todo el mundo sabe que los gazpachos son un guiso que se elabora con trozos de una coca de pan muy fina sin levadura y con conejo, pollo u otras aves de caza; bien, pues en mi plato solo habían trozos de coca guisada con su caldo pero la carne brillaba por su ausencia. Esta ausencia la pude constatar tanto en mi plato como en el del vecino de mesa.
Arroz al horno: este es un plato que por sus ingredientes (botifarra, costillas de cerdo, panceta...) debe quedar muy sabroso. El que nos sirvieron (a mi esposa) estaba insípido, en fin, muy mejorable.
Tercera decepción: el vino.
Nos sirvieron vino a granel, en jarras de barro. Reconozco que no estaba mal, me pareció aceptable de sabor pero quiero saber el origen del vino que bebo y que me lo sirvan en una botella abierta para mi.
Para acabar, precio 20 € por persona. No es un precio alto, pero se puede y se debe comer mucho mejor por ese precio, sobretodo cuando se trata de una cocina casera y tradicional con ingredientes económicos.

Estuvimos en este restaurante a finales del mes de noviembre. Está localizado al inicio de una ruta de montaña bastante bonita, y obviamente, también al final de la misma. Como terminamos esta marcha bastante tarde para comer decidimos buscar un sitio en Agres para comer. Abrimos Tripadvisor y... ¡chachán! El único sitio que nos aparece es este restaurante. "Pues bien - pensamos- ante tantas posibilidades, entremos".
Pedimos unas chuletillas de cabritillo con ajetes tiernos y una ensalada. La comida estaba bien, ni mala ni para tirar cohetes. El servicio, los camareros, algo demasiado serios, y la rapidez de los platos... exasperante. Estaba precisamente leyendo una opinión aquí sobre este último punto cuando llegó un camarero, me "quitó" el plato en el que estaba con la ensalada, y me puso el plato principal...

En resumen, un stio normal, ni más ni menos. Y el precio puede que sea algo excesivo para lo que ofrecen, en mi opinión.

Si hubiese más opciones quizás habría que planteárselas...

Nos gustó mucho el pueblo en sí, y también nuestro itinerario hasta llegar allí desde Alicante. El restaurante posee una amplia carta de especialidades típicas de la cocina alicantina de montaña, pero no nos pareció nada del otro mundo el arroz que tomamos ni aún menos la ensalada. La pericana estuvo correcta y los postres decepcionantes.
Nos desagradó el sistema "manu militari" por el que se adjudican las mesas: nos tocó una próxima a los baños, en pleno paso de los comensales que allí acudían, con niños correteando y alguna que otra vaharada fétida procedente de los lavabos.
Nos hubiésemos marchado antes de pedir la comanda, pero nos quedamos porque afuera llovía y hacía frío, pero no volveremos.

Si en este restaurante tuvieran un buen cocinero o cocinera sería todo diferente y mucho mejor para sus clientes. Sólo les falta tener una buena cocina. Se aprovechan con claridad, al no tener competencia alguna (sólo dos baretos de pueblo muy malos) en el pueblo de Agres. He ido en varias ocasiones de visita al pueblo con amigos y familia y siempre me ocurre lo mismo, como no hay donde elegir terminas comiendo allí.

Son rápidos, muy rápidos, excesivamente a la hora de servir, tanto es así que como no comas rápido te llenan la mesa de platos, algo que termina agobiándote. Deben pensar que es una virtud, pero termina siendo lo contrario. Encima les entra pisa por llevarse los platos también, rápidamente, lo cuál te termina estresando mucho más....al final se convierte en una "gincana", del tipo " come rápido que se llevan los platos!!!!!" . En más de una ocasión se nos han llevado platos con comida....

La carne nunca la hacen a la brasa, es plancha y viene, siempre y digo siempre, hecha a fuego fuerte y socarrada. Es lamentable como la maltratan. Todo los platos de carne o pescado están hechos en exceso.

Lo mejor del sitio son los entrantes: la pericana, los calamares rebozados, las pelotillas de cocido. Pero insisto tienen un problema en la cocina, no buscan la excelencia, buscan servir cantidad y rapidez.

El día que pongan un buen cocinero, que tengan algo de amor por los fogones y por la presentación y que cuiden los tiempos, triunfarían!!!!!!!!