En Lastres no hay gran oferta gastronómica. Sí es cierto que hay varios lugares que presumend de marisquería, pero a nosotrs se nos iba un poco del presupuesto y lo que queríamos eras picar algo para cenar, así que después de barajar algunas opciones nos decidimos por éste lugar. Además viajábamos con nuestra perrita y nos dijeron que en el mirador, que da al puerto, sí podíamos cenar con ella, así que ideal.
Cominmos pastel de cabracho, que teníamos antojo, y bastante rico, unos 10 euros la ración. TAmbién unas patatas al cabrales, abundantes, que eran sonre los 5 euros. Eso, con 2 botellas de sidra y una crema de licor de café, sumaron 24 euros (también nos cobraron 2 bollitos de pan, bastante malo).
Apuntar también que un chaval de la zona, muy asturiano que estaba comiendo allí, nos recomendó el cachopo, y una pareja de al lado nos recomendó las cebollas rellenas de atún. Todos los platos que vimos a nuestro alrededor fueron muy abundantes
Si volvemos a Lastres volveremos a ir