Una casa rural de estilo rústico, pero con todas las comodidades, en el centro de un pueblo riojano con mucho encanto. Las habitaciones son muy bonitas, amplias, limpísimas y con una decoración muy cuidada. La nuestra tenía vistas a un viñedo. Nos trataron con mucho mimo. El desayuno era buffet (aunque debido a la pandemia nos servían ellos lo que pedíamos), muy completo, y todo lo que pedimos estaba realmente delicioso (¡y solemos ser bastante exigentes con la comida!). Se notaba que todo el personal se esmeraba en agradar y en que le estancia fuese muy placentera, y también que se tomaban muy en serio lo de garantizar la seguridad de sus huéspedes en plena pandemia por coronavirus (con gel por todas partes, mascarillas en las habitaciones, limpieza escrupulosa...) pero sin que por ello la casa perdiera su encanto. Un gran acierto este hotelito. Si volvemos a la zona, repetiremos