Nos quedaba de paso en nuestro viaje en moto, y reservé noche. Desde que llegamos, nos atendió la mujer muy amablemente, nos indicó donde podíamos dejar la moto para que no molestase e incluso nos ofreció la habitación cuya ventana daba a dónde la aparcamos. Nos explicó todo lo que podíamos ver por la zona, nos dió mapas, folletos, ... Luego nos enseñó toda la casa. Está muy bien cuidada y todo muy limpio, realmente acogedora. El desayuno lo prepara ella misma, torradas con jamón y mermeladas, bizcocho, café y zumo; lo sirve a partir de las 9h.
En el pueblo también hay dos bares en los que comer o cenar.
Repetiría sin duda. Más