El entorno es maravilloso y la posada preciosa. La decoración rural con la piedra típica de la zona y la madera maciza como protagonistas crean una atmósfera de paz y confort. El desayuno es variado y además es fácil aparcar. Las camas son muy cómodas lo que favorece el descanso. El personal muy amable y atento. Sin duda repetiríamos, muy recomendable.