Hemos visitado por primera vez este restaurante y ha sido una experiencia positiva.
Aunque su especialidad son los arroces, hemos optado por la carne y ha sido una fantastica elección. Buen producto y buena preparación.
Entrantes, croquetas y sardinas ahumadas muy exquisitas.
Por poner una pega, diría que el local es pequeño y muchas mesas que generan ruido hacen que la comida sea menos agradable, pero en todo caso repetiremos.

Muy buena la comida y en relación calidad precio muy bien. Pedimos un entrante y como principales, chuleton y hamburguesa.

Hemos disfrutado de una buena comida familiar este fin de semana, con especial mención a la brandada de bacalao y al servicio del restaurante, particularmente atentos con los niños pequeños. De entrantes, pedimos la ensalada de tomate con ventresca (algo escasa ésta última), las tortillitas de camarones y la brandada de bacalao (fabulosa). De platos principales, encargamos un arroz para tres personas del cual podían comer perfectamente 4 adultos, de alcachofas, gambas y calamares. De sabor estaba muy rico, y de textura ligeramente seco pero nada grave. Aparte, también pedimos unos chipirones a la plancha y un secreto que estaban deliciosos. Los postres (un par de tartas y unos helados en tulipa) fueron acordes con el resto de la comida, un buen broche final.

Como gran pega a la experiencia, algo muy recurrente en la hostelería en España: la ausencia de techos acústicos provocó que al llenarse el local hubiese que elevar mucho la voz para poder oírse.

El restaurante no ha decepcionado mucho, el menú infantil incluía 2 platos y el primero no lo pusieron y lo cobraron, tardaron muchísimo y la comida dejaba mucho que desear, a todo esto hay que añadir el calor que hacía en el restaurante estaba toda la sala abanicandose y quejándonos del calor que hacía vamos un desastre

Reservamos para 10 personas y preguntamos cuando hicimos la reserva si se estaba bien con el aire acondicionado, nos dijeron que muy fresquitos. Ha sido la primera vez y la última en plena ola de calor con 41 grados fuera dentro estaba lleno y no movía nada. Hemos pasado tanto calor que la gente se abanicaba con la carta, y hemos pedido hielos para poder refrescarnos. Un restaurante lleno de gente con esta ola de calor y a 40 grados dentro de un restaurante, es horrible.