Bueno, es un apartotel de dos estrellas en las afueras de una de las zonas turísticas de británicos/alemanes más horteras de Tenerife, así que no te esperes muchas actividades culturales de interés. Pero estaba razonablemente limpio, el personal era simpático, la piscina estaba bien y los apartamentos tenían un tamaño decente (al menos para una pareja. Quizás no sean tan estupendos cuando la gente duerme en las camas plegables). De vez en cuando era ruidoso por la noche, pero eso depende totalmente de tus vecinos y de lo cerca que estás de la ruta de circulación (también llamada “la cuesta del ataque cardíaco”). Cuidado con los relaciones públicas del Club La Costa que vienen al hotel por las mañanas cuando llegan los vuelos más importantes….

La vida salvaje se manifestó en dos formas, las cucarachas y los gamberros ruidosos y borrachos que nos despertaban a horas intempestivas. Entre estos dos la familia no pudo dormir mucho. Asegúrate de comprarun spray anti-cucarachas muy potente que lo necesitarás mucho. Qué pena que no habiera un spray para los otros “bichos”. Hay un montón de escalones y cuestas empinadas para acceder a los apartamentos y es una auténtica dificultad para alguien que tenga problemas de movilidad, especialmente cuando llueve, ya que las baldosas son traicioneras. La zona de la piscina estaba bien y los restaurantes eran de un estándar pasable pero el alojamiento dejaba mucho que desear.