Como casi todas las cosas buenas de la vida, llegamos allí por casualidad... y fue de principio a fin una experiencia maravillosa! El trato es amable y los productos de primera. La carne exquisita... traída directa de Guipúzcoa. La ensalada de bacalao era gloria pura. Las raciones son abundantes y se pueden compartir. Hasta el café estaba muy bueno, y aunque parezca una tontería para mi, es el broche a una buena comida. En cuanto a la relación calidad/precio me pareció más que justa, unos 30€ por cabeza, incluyendo bebidas. Para no perdérselo.
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