Pocos días bastan para renovarte por dentro y fuera en este singular alojamiento. Una casa payesa rehabilitada con exquisito gusto, enclavada en la ladera de una montaña Integrada completamente en la naturaleza .
El equipo que lo regenta te hace sentir en casa desde el primer minuto facilitando el relax y la desconexión de las tensiones y prisas de la vida cotidiana.
Tomar una copa de vino al atardecer contemplando los cambios de luz en el paisaje de Valdemosa es un placer de dioses. Tumbarse en la piscina infinita verde turquesa mientras escuchas grillos y sientes la brisa de la montaña es un masaje cerebral. Todo en Mirabó es delicioso: la estampa de los carneros rumiando la parra que cae por la fachada, las texturas de sus exteriores resaltadas con juegos de luces y sombras, la presentación de sus platos, el interiorismo de sus habitaciones, todo detalles que destacan la elegancia de lo sencillo.
Antonio, el anfitrión de este delicioso lugar, con su buen gusto y el cariño que muestra hacia sus huéspedes, es el artífice de la materialización de estas placenteras sensaciones, en Mirabó la vida el bella!!