Mi amiga y yo buscábamos sol a buen precio y nos pareció que el todo incluido era la mejor idea, al no gastar en comida ni alcohol. Y además sabíamos que iba a hacer un tiempo excelente. Llegamos al hotel como a las 10 de la noche para registrarnos, cuando nos dieron un folleto de un indio que entregaba a domicilio… como nos extrañamos, nos dijeron que la cocina cerraba a las 9.30, pero que había cosas para picar, en plan perritos, hamburguesas y patatas fritas, así que pensamos que las hamburguesas estarían bien. Fuimos al restaurante y no había nada más que sándwiches resecos, aceitunas y algunas patatas fritas frías. Mi amiga fue a sentarse en el restaurante y una mujer española se puso a gritarle y a intentar echarla a empujones. Como no hablamos español no entendimos lo que decía, pero era muy agresiva y su tono era muy borde. Fuimos a beber algo a lo que era una cabaña de madera: un mal comienzo para las vacaciones, así que nos fuimos a cama. Los aperitivos eran lo mismo: patatas fritas frías, sándwiches de salami y pan blanco que se pasaban allí desde las tres de la tarde a las 10 de la noche. El desayuno era lo mejor, el resto de las comidas eran un horror, siempre estaban templadas. Lo que le recomendaría a todos los que vayan en octubre o noviembre es que se lleven una chaqueta y vaqueros porque a la noche se levanta mucho viento y hay que sentarse fuera si se quiere ver la inexistente animación... También hay que alquilar un coche para moverse por ahí, porque los apartamentos están a 25-30 minutos a pie de la calle mayor del puerto y las playas también están lejos. Además, la piscina estaba congelada, no había manera de bañarse. Lo bueno de las vacaciones fue el tiempo durante el día y también la compañía de las parejas que conocimos, además del único animador que había, creo que se llamaba Ismael… el pobre estaba solo ante el peligro. Era amable nos hizo la estancia muy agradable. ¡Es un sitio precioso! Pero el personal de los apartamentos… Louise Birmingham. Estuve del 31 de octubre al 7 de noviembre. lou_loud@hotmail.co.uk

Si queréis comida inglesa y ruido inglés, id a Benidorm, este hotel no es para vosotros.

Acabamos de volver de una semana maravillosa en el Lobosol Paradise Hotel, que acaba de cambiar de nombre. Se trata de un complejo de los de todo incluido. En principio se creó como apartamentos, pero ahora lo han actualizado, redecorado, con nuevas cocinas y camas nuevas. Preciosos jardines. Sin embargo, no merece las cuatro estrellas que anuncia. El complejo está bien presentado, la piscina es superior, pero ni la comida ni la animación no son de cuatro estrellas. He estado en Cuba cinco veces en todo incluido y conozco cual es la calidad habitual. La comida está mal cocinada y hay muy poca variedad, aunque acabamos encontrando cosas que comer: a los dos nos gustó la ensalada y la pasta. Los aperitivos eran sobras congeladas y a casi todo el mundo le daba la impresión de que si los probaban acabarían en el médico.

Los empleados nos parecieron atentos y amables. Es un hotel muy tranquilo, justo lo que queríamos. Si la comida y la animación (¡un espectáculo con loros!) hubieran sido mejores hubiéramos quedado completamente satisfechos.

Los taxis al centro sólo cuestan 2,5 € y los hay en abundancia.

Hacía un tiempo excelente.

Lo que nos gustó: el complejo, el personal.
Lo que no nos gustó; algunas comidas.
Decepción: la animación.
Consejo: si vais en todo incluido llevaros un cueceleches y una sartén. Las cocinas no están equipadas: nosotros hacíamos el té en el microondas en tazas de porcelana del restaurante (sólo porque a mí me encanta el té).

Llegamos un sábado por la noche (a las 22.30) para una merecida escapada de dos semanas. Antes de salir había leído la opinión (04/10/2007) de la señora escocesa y tenía muchas ganas de disfrutar de este apartahotel de 4/5 estrellas, todo incluido.

En la recepción nos dieron un menú de un restaurante indio para comprar comida. ¿Es que el tipo aquel sabía algo que nosotros no? Como era todo incluido rechazamos la oferta y pedimos que nos indicasen el camino al bar de aperitivos.

Fuimos al restaurante con sólo 30 minutos para que cerrase. Lo único que encontramos fue un plato de patatas fritas frías. Supusimos que era por ser tan tarde y no nos preocupamos, Al día siguiente estaría mejor.

¡Qué equivocada estaba! Durante los cuatro días siguientes la comida consistió en patatas fritas, carne y pasta día tras día y continuamente fría. Lo único que estaba caliente era el helado, que te lo podías beber sin cuchara ni nada.

Enseguida nos informaron de que sólo era de dos estrellas, no el cuatro estrellas que nos habían vendido en Inglaterra. Si pretendía ser una explicación para lo de la comida, no era muy buena.

Antes era de cuatro llaves, pero eso era en la época en que sólo tenían apartamentos.

Para los niños no había nada, supuestamente porque no había suficientes niños en el apartahotel para preparar algo especial para ellos. Durante los siguientes 10 días visitamos el restaurante para encontrar siempre lo mismo, así que acabamos comiendo fuera toda la familia: un gasto extra con el que no habíamos contado para los 10 días.

La animación estaba a cargo de un equipo compuesto de dos personas y que la segunda semana quedó reducido a una. Descontando dos noches, en las que hubo un espectáculo de serpientes y otro de loros, siempre implicaban al público. Dos noches no hubo más que música de fondo.

Las habitaciones estaban bien, aunque el sofá cama sería más bien adecuado sólo para niños, igual que la zona de la piscina, que cuenta con abundantes hamacas y una bonita piscina, aunque fría. Las bebidas también están bien, aunque reconozcamos que hay que tomar unas cuantas para sentir los efectos. Como decía aquel: en vez de dos, toma cuatro, pero no te alejes del baño.

El tiempo era excepcional, igual que Corralero. Desde luego, volvería a la zona, pero nunca al apartahotel Lobosol. ¡A menos que quiera perder peso!