En nuestro caso reservamos la unidad 357 en el edificio Molokai directamente a su dueño.
Evidentemente, algunas habitaciones las vendieron a particulares que las alquilan, así que no puedo evaluar todos los servicios del hotel.
Este tipo de habitaciones las amuebla el dueño, y en este caso no era de muy buen gusto, aunque sin embargo era práctico, con TV de 29´, internet con wi fi que funcionaba con algunas intermitencias, heladera y microondas.
La habitación es de tamaño correcto, el baño es muy amplio. Hay un buen balcón para disfrutar de la vista. No tiene lujos pero está bien.
Los parques del predio están muy bien mantenidos y son muy agradables. La piscina es algo pequeña, con un lindo bar y un jacuzzi. Hay parrillas eléctricas que se pueden utilizar.
La playa es de arena bastante gruesa y amarilla, y hay árboles que dejan caer unas bolitas que pichan, hay que caminar con cuidado descalzo.
El agua es cristalina pero algo fría, con algunas olas pero que permiten bañarse. El mayor problema son las piedras que están en toda la costa apenas uno entra al agua. Hay que tener mucho cuidado.
Hay un shopping en la puerta del hotel que estaba en remodelación, y dos o tres negocios en el estacionamiento al aire libre, que es algo escaso para la cantidad de autos que suelen alquilar los turistas.
Al alquilar directamente al dueño el valor fue bastante accesible, en una buena ubicación frente al mar. Como dije antes, se disfruta mas mirar la playa y el mar que utilizarla. Incluso hacia el norte al final del predio, tiene cada vez mas piedras y troncos de árboles en la playa.
A unos 3 km hay shoppings con negocios y restaurantes, pero hay que tener auto para ir. Caminando por la ruta no es muy agradable.