Me hospedé con mi familia en el hotel Marriot Courtyard Page at Lake Powell durante dos noches este mes de abril de 2018. Y, lamentablemente, mi experiencia allí no fue buena.
El precio de la habitación por noche es elevado, más si cabe, cuando la oferta en los alrededores es muy amplia y el desayuno no está incluido.
Aún así, ofrecen la posibilidad de desayuno buffet a un precio que ronda los 13 dólares por adulto y 8 por niño.
Mi familia y yo nos decidimos a desayunar allí la primera mañana de nuestra estancia. Somos cinco y al entrar en el comedor, solicitamos sentarnos en una mesa redonda, para cinco comensales, al lado de la ventana. No nos lo permitieron y, en su lugar, nos ubicaron en una mesa rectangular bastante más grande y situada en un lugar más oscuro.
Nos servimos del buffet nosotros mismos.
Al terminar el desayuno nos trajeron la cuenta. Mi marido la firmó y salió hacía la habitación. Mis hijas y yo nos quedamos un poco más charlando. En ese momento cuando ya nos levantábamos para irnos, el único camarero varón del establecimiento, se acercó a mí, me tocó en el hombro reiteradamente y me preguntó en voz alta y de forma muy airada porqué no habíamos dejado propina.
Me parece un abuso por su parte exigir la propina. Peor hacerlo increpándome y tocándome.
Todo ello teniendo en cuenta que me había servido yo misma y que, además no me habían sentado dónde nos habría gustado.
Las camareras de piso se gritaban unas a otras, enfrentadas en el pasillo.
No repusieron los rollos de papel higiénico y se terminó el único que teníamos. Al solicitar más papel, nos trajeron un rollo a punto de terminarse y nada más.
Mi experiencia en relación al servicio del hotel puede generalizarse. FUE PÉSIMA.
Nunca me he hospedado en un hotel, motel, hostal o Inn, en el que el trato haya sido peor.