Si pudiera darle más de 5 estrellas lo haría. Son 4 las veces que he ido y es de esos lugares que enamoran por varios motivos: los ingredientes que utilizan no pueden ser más frescos, los cultivan ellos, el aceite maravilloso lo producen ellos, completamente limpio, libre de químicos y en prensado frío y manual. El sabor picante y con personalidad te hace entender que es especial.
El pan, lo hacen ellos, los postres, la propia carta: es pequeña, tienen una parte fija de carnes y entrantes y otra que está cambiando a menudo: pescados o platos temáticos. Utilizan productos locales, de cercanía y de una gran calidad.
Cuando he comido aquí he sentido que para ellos la diferenciación radica en la calidad de los ingredientes, en que no sean procesados, y en que esos ingredientes, uno sobre otro construyen la receta final: platos sencillos, mínimamente elaborados, donde aprecias el sabor de cada ingrediente y, a pesar de su sencillez, tremendamente creativos.
Mª Jose, la dueña, tiene una voz hermosa, de trato sencillo y exquisito, es un placer escucharla.
Pero sobretodo Diego, el dueño y el creativo en La Cocina, es tremendamente humilde, benditas manos.
Cuando conoces la historia detrás del proyecto de La Cantina De Diego entiendes que están ahí por vocación .
Que sigan así muchísimos años más y deleitándonos.
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