Hotel rural con una excelente persona al cargo, Alicia. Es un encanto y nos trató genial. Es un hotel pequeño, rústico, sin ascensor. Habitación para los tres muy bien. Estaba muy limpia y todos los días nos cambiaban toallas. La cama es dura y almohada, recomiendo llevar la vuestra si tenéis problemas cervicales. Es un hotel muy bien situado, a mitad de camino entre Granada y Sierra Nevada. Solo por el trato de Alicia merece la pena ir. Lo de fantasmagórico va porque llegábamos por la tarde o por la noche y nunca había nadie y mucho silencio y le pusimos ese nombre.