Hemos estado el fin de semana y no hay ni una pega. Lo mejor es entrar y ver lo impoluto que está todo. El lugar es precioso. Tiene una terraza muy bonita y un salón por si quieres tomar un té o café o estar a gusto muy hermoso y acogedor.
Lo regenta una pareja muy amable y servicial. Las habitaciones siguen en la línea de todo el hotel súper mega limpio.
El pueblo es precioso ni bien llegar nos han dado un mapa con los mejores lugares para comer y visitar. Ha sido una estancia corta pero muy agradable. Un 10 en todo.