Tras pedir unas raciones en la barra decidimos, mi marido y yo, sentarnos a comer, con la seguridad de que, nos servirían en la mesa, lo que dejamos en la barra. Cuando preguntamos a la que, creíamos encargada del comedor por nuestras raciones, nos comenta que al compañero se le pasó, y por tanto las retiraron sin tan siquiera preguntar. No piensen ustedes que no nos cobraron el servicio de la barra, sino que nos lo doblaron al incluirlos un nuevo plato de tomate que en sustitución del anterior volvimos a pedir. En cuanto a lo demás, el rodaballo, excesivamente caro, (85 euros para dos personas) además de no tener el detalle de prepararlo delante de nosotros. La quisquillas tardaron más de una hora ya que al cocinero se le había pasado, y por supuesto, todo esto sin carta en la que poder consultar los precios. Lo peor es que al recibir la cuenta y tras decirle a la "encargada" que nos parecía un feo detalle lo ocurrido en la barra y tener que pagar doblemente lo que fue un error del camarero, nos dice que ella es una "mandada" y que en la cocina le dijeron que eso es lo que había. En definitiva, por 15 euros o menos precio de lo consumido en la barra ( que lo hubieran recuperado en la propina) nos dejaron un mal sabor de boca lo que provocará que no lo recomiende. Lo dicho para esos precios de lujo, restaurante con pésimo servicio, trato y detalles. ¡No me extraña que estuviera completamente vacío!