Llegamos tarde y el restaurante del hotel ya estaba cerrado pero no así el bar y su terraza. Si por el día ya es bello y espectacular, por la noche tiene ese toque especial que invita a sentarse alrededor de la mesa. Cenamos una ensalada y unos platos de picoteo que estuvieron muy completos y con un precio razonable. El servicio excelente. Aunque no se esté alojado en el hotel merece la pena comer o cenar en el restaurante o en el bar y de paso disfrutar de este magnifico hotel y sus inmejorables vistas en medio de la naturaleza.
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