Pedimos una pizza para llevar. Trato bueno y en 10 minutos estaba hecha.
La pizza se nota que es congelada, estaba chiclosa y aguosa y sabor nefasto.

Venimos a comer, lo primero de todo pedimos unas pizzas y a los 30 segundos le pedimos a la camarera si podiamos cambiar una por un pollo kentucky. Nos dijo que iba a decir en cocina y que nos lo decia. Estuvimos media hora esperando sin un plato de comida dando por hecho que el cambio se pudo haber hecho. Mientras tanto nos trajeron unas ravas sin apenas revozar y sin platos, los tuvimos que comer encima de la servilleta. Al terminat preguntmos que paso con las pizzas y dijo que el cambio fue imposible. La pedimos platos y nos trajo una pila de platos y los puso al centro en vez de colocarnoslas.
Servicio pesimo, comida pesima, y huele muy muy mal.
Deja mucho que desear.

Entré para almuerzo, una pizza cuatro quesos, muy buena, pero la camarera, muy lenta, no me dijo que era grande, lo suficiente para dos personas. dejé una buena porción. A la noche volví para cenar, todo cerrado por fin de temporada y no demasiadas opciones. Pedí una parrillada de verduras. Me traen una parrillada de verduras cubiertas con una capa espesa de salsa caramelizada, que no había pedido y no lo especificaba en la carta. Le digo a la camarera, otra de distinta de mediodía, ¿que es ese plato? y la respuesta es que siempre lo hacen así, si no lo quiero que lo deje.

Sitio tranquilo para cenar , la camarera muy simpática y atenta en todo momento, los perritos son bienvenidos. La comida normalita pero buena.

Para mi pedí una diavola y estaba super grasienta hasta el punto de traspasar la masa y empapar el plato.
Pregunté al resto q comieron otras pizzas y no estaban mal.
El servicio correcto.