Nos hemos alojado en los apartamentos Class & Confort de Portonovo en julio de 2014, hace escasos días. Forman parte del Grupo Solvida, gestores también del Augusta de Sanxenxo y del Nagari de Vigo. Para nosotros, clientes habituales, solía ser una garantía, pero esta vez no han estado a la altura.
Los problemas comenzaron con la entrega de llaves. Primer punto: La entrada estaba planteada para las 16, y nosotros pensábamos dejar en el Hotel (en donde tienen las llaves de los apartamentos) la maleta e irnos a la playa. Cuando la recepcionista del hotel nos dijo que podríamos entrar antes nos sorprendió gratamente, y simplemente debíamos esperar "un ratito" para que nos subieran las llaves. Pues bien, nos tocó esperar desde las 14:20, sin comer, hasta las 16. Después de quejarnos nos dijeron que bajáramos directamente a Portonovo, y que allí nos entregarían las llaves.
Segundo punto: limpieza del apartamento. Lamentable. Para habernos hecho esperar tanto tiempo el piso estaba fatal. Polvo bajo la cama, espejos sin limpiar, terraza con chorretones de jabón... Pero lo peor vino cuando abrimos la nevera. El cliente anterior, muy limpito él, dejó medio litro de leche en los cajones inferiores, y a las responsables de la limpieza "se les pasó". Leche por el suelo al abrir los cajones, etc. Una guarrería. Lo comentamos con el hotel y se ofrecieron a limpiarlo, pero como nos queríamos ir decidimos hacerlo nosotros de noche.
Tercer y último punto: la calidad del sueño. La anterior estancia había sido placentera, con un colchón fabuloso y una zona tranquila y silenciosa. Obviamente la zona no ha cambiado, pero no es de recibo colocar un colchón de 25 años "maquillándolo" con un minicolchón de sofá cama. Noche terrible, fue como si nos hubiese pasado un camión por encima.
A mayores el tostador nos provocó dos saltos de plomos, porque su armazón plástico estaba derretido, aunque esto se queda ya en mera anécdota, al igual que el fallo del modem wifi el 4º día.
Todo esto fue subsanado bastante rápido, sustituyéndonos las tres cosas tras la pertinente llamada, pero el incordio no nos lo ha quitado nadie.
El responsable de calidad del Hotel nos llamó el segundo día, para pedirnos disculpas, pero aún así me esperaba algo más, quizá un detalle de compensación que el cuarto día de los cinco que estuvimos (momento en el que escribo la crítica) no había llegado.
Resumen: porque ya lo conocemos y un día malo lo tiene cualquiera, sino es para no volver nunca más.