Muy cerca de todos los puntos turísticos de las Rías Baixas (Combarro, Cambados, Sanxenxo, Villagarcía de Arosa, Pontevedra, Barro) y a una hora de Vigo y de Santiago de Compostela. El hotel lo llevan chicos jóvenes, muy entregados y agradables. La habitación es perfecta para descansar, limpieza impoluta y el baño con una ducha/bañera de agua muy potente. En mi caso la habitación tenía hormigas que se colaban por la terraza, pero en seguida solucionaron el problema, como los otros que planteé. La comida excepcional (salvo la paella, no os recomiendo probar el arroz). Las croquetas y la mariscada buenísimas, si bien la segunda mariscada que pedí al día siguiente no tenía la abundancia de la primera y nada más decirlo ¡la encargada se presentó con otra bandeja de marisco! El restaurante cálido, sin aglomeraciones, con velas y frente a la ría. El desayuno normalito, con zumo de naranja artificial.
Un consejo: comprad la entrada a través de ATRÁPALO, ya que desde el hotel sale el doble de caro (sorprendida les llamé para consultarlo y me dijeron que era así).