El lugar es muy bonito, y la decoración y entorno muy agradables.
Y ahí se acaba todo lo positivo.
Tuvimos bastantes problemas, sobre todo una atención muy deficiente por parte del personal de recepción:
- Tuvimos que insistir 3 veces antes de viajar para que confirmaran nuestra reserva con un bebé. A pesar de ello, nos asignaron una habitación que sólo era accesible por escaleras, sin posibilidad de ascensor para el carrito. Y la primera reserva en el restaurante Vista Lago, nos ofrecen mesa en la que no cabía el carrito!! Esto lo compensaron invitándonos a 1 copa de vino, queso y una pequeña ración de pasta, en una mesa con taburetes sin vista ninguna. Al final de la cena nos cambiaron finalmente a una mesa en la que cabía el carrito.
- Reservamos en habitación "deluxe" y pedimos vistas. Pero las vistas eran al edificio de enfrente. Nos dijeron que estaba el hotel completo y no dieron ninguna alternativa.
- Desde recepción no nos facilitaron ningún tipo de información a la llegada (SPA, horarios...), ni nos ofrecieron ayuda con el carrito de bebé. Ni siquiera un día que llegamos en plena tormenta, a pesar de que veíamos que estaban desocupados.
- El agua de la ducha no mantenía la temperatura.
- El desayuno muy escaso y con calidad/precio muy baja. 28€ y no incluía zumo ni ningún tipo de comida caliente. Sólo bollería, fruta, pan, y embutidos.
- El secador de la habitación estaba completamente obsoleto
- No teníamos carta de almohadas a pesar de que existe. Nos la ofrecieron la tercera vez que llamamos quejándonos por la escasa calidad de las almohadas.
- Soy pianista y pedí si podía tocar el piano de cola que había visto en las fotos. En recepción me dijeron que estaba roto. Y sin embargo, lo encontramos un rato después en perfecto estado y estuve tocando un rato. Eso sí, sin ganas. A nadie le gusta que le mientan, y menos si ha pagado 400€ por noche.
El tercer día pedí hablar con el Manager, y lo que hicieron fue ofrecernos upgrade a junior suite, con mejores vistas, más amplia, una ducha y un secador decentes, pero con un colchón incómodo y bastante peor que el de la habitación anterior.
Insitimos a recepción en varias ocasiones para poder hablar con el Manager para trasladar nuestra opinión y experiencia, pero nunca nos recibió.
El upgrade, el entorno, la limpieza, y el trato del maitre en la primera cena, es lo único que salvamos de nuestra experiencia en el hotel.
Desde nuestro punto de vista se queda muy alejado de otras experiencias que hemos vivido en Relais&Chateaux. No lo recomendamos.