Esta opinión es sobre la CAFETERIA -TERRAZA, no sobre el hotel ni el restaurante.
Fuimos un domingo de julio de 2020 para cenar, con una niña de 5 años celiaca. Lo avisamos al pedir, y la camarera nos indicó que solo tenían pan para celiacos, y que tenia que consultar al cocinero si le podian preparar algo a la peque en una sarten con aceite limpio.
Para nuestra sorpresa, el cocinero se negó a hacerlo, alegando que era fin de semana, aunque habia mesas vacias en la terraza.
La camarera muy amable nos ofreció prepararle un bocadillo de jamón ibérico, con pan sin gluten, y gracias a eso pudo cenar algo al menos.
Y gracias a esa actitud no nos levantamos y nos fuimos siendo un grupo de 13 personas, pero la direccion deberia pensar qué tipo de personas contrata, si no les importa dejar a una niña sin cenar.
Por lo demás, la cena fue normal, sin grandes sorpresas, dado que basicamente es una bocateria: sandwiches, hamburguesas y bocadillos. Menos oferta que otros años, y algo peor preparados (las expectativas por los ingredientes siempre son mejores que la pinta cuando aparece, aunque el sabor es correcto). Los camareros un poco empanados, y el servicio algo lento, pese a no estar a tope, pero hasta un punto tolerable.
En resumen, un hotel asi merecería una cafeteria bastante mejor. Pero les da igual porque no hay competencia apenas y se llena por inercia.
Logicamente no volveremos.