Pasamos dos noches en el alojamiento rural El Huerto del Abuelo. Pese a tan entrañable nombre, nuestra experiencia fue todo lo contrario. Desde el primer momento tuvimos la impresión de que molestábamos allí. No fue una impresión puntual, sino que se confirmó en todas y cada una de las veces que interactuamos con ellos. Comentarios secos, en el mejor de los casos, y bordes en ocasiones, que rozaban la impertinencia. Y siempre con ese tinte de superioridad con que un tipo de pueblo (aunque dudo mucho que ninguno de ellos lo fuera) habla al urbanita que piensa que la leche sale del tetrabrick, aún sin conocerle de nada.
Días antes de llegar, te mandan varios vídeos y documentos con las normas a seguir en la casa. Si no has podido verlos o no has entendido algo, ay de tí! Te lo reprocharán en su tono pasivo agresivo, y tendrán que perder 30 segundos en explicártelo de nuevo con su mejor cara.
Les agradezco, sin embargo, que me hayan dado un ejemplo claro de como nunca debo tratar a mis propios clientes.
Respecto a la casa, el emplazamiento y las vistas son muy bonitas. La decoración, sin embargo mezcla algunos muebles de estilo rural, algunos otros pasados de moda, decoración anodina de bazar y los archiconocidos elementos de Ikea, nada famosos por su durabilidad, no siendo estos la excepción.
Nuestro paquete fue el más caro, 2 noches incluyendo desayuno, Spa + masaje. 290€ nada despreciables. Respecto a los servicios cabe destacar que la habitación no se limpia más que cada 3 días. Es decir, que si vas un fin de semana, te haces tú la cama. Y te ocupas de limpiar el suelo del baño, cuya ducha no tiene puerta y, aunque te empeñes en ducharte con el máximo cuidado, termina todo lleno de agua. Esto es algo que te puedes esperar en un alojamiento de 40€ la noche, pero no es el caso.
Al estar en un entorno rural, puedes esperar un desayuno hecho con más cariño. Al fin y al cabo eres un urbanita que no tiene ni idea de la vida y no estaría de más demostrar que en los pueblos se puede disfrutar de productos más naturales. Tampoco fue el caso, lamentablemente. Café de cafetera eléctrica con regusto a quemado, tostadas de pan industrial de baja calidad, tomate rallado (no sabe a nada, pero buena idea) y un jamón de blister que lo mejor que puedes hacer es dárselo a los gatos (es broma, no le deis jamón a los gatos. Les viene mal y además al dueño de la casa no le gusta que ronden por allí. Los odia porque se comen el pienso de sus gallinas, como se esforzó en dejarnos claro). El desayuno también incluye una lámina de bizcocho ¿casero? con el que te puedes liar un cigarrillo. La generosidad no es una de las virtudes de los dueños.
¿Qué decir del Spa? Consta de 4 elementos: un jacuzzi, una ducha normal+escocesa, una sauna y una tumbona. Dura 1'5 horas. Si sois dos personas, tenéis media hora para disfrutar de todo. La siguiente media hora le darán el masaje al primero y ese ya no podrá volver a usar el jacuzzi con la excusa de que contaminaría el agua con los aceite, pese que hay una ducha para limpiarte perfectametne. El segundo pasa una hora usándolo todo mientras espera su turno. En nuestro caso, la sauna no estaba caliente. No era nuestra primera vez en una sauna. Avisamos al dueño y nos contestó con otra impertinencia. Aún así subió la temperatura y al rato pudimos por fin usarla en condiciones. Más tiempo perdido.
Qué decir del masaje? Poco, porque técnicamente no fue un masaje. Fue una señora aplicándote aceite en diferentes partes del cuerpo durante media hora. Un masaje es otra cosa. Y ojo, que se perfectamente cuál es la diferencia entre un masaje deportivo que te realiza un fisioterapeuta (ninguno esperábamos eso), y uno que te realiza un masajista en un Spa. Llamarle masaje a eso sería ir demasiado lejos. Aún así, debimos imaginarlo por el enfado que tenía la masajista antes de empezar. Como ella nos dijo: era sábado, un día fatal y agobiante porque tenía la casa llena de gente. Culpa nuestra, claro. ¿De quién si no?
Respecto a las cenas (que tenías que dejar reservadas en el desayuno o se te pasaba la oportunidad), la comida estaba bastante bien. Cara para la calidad, pero pensemos que estás comiendo en el alojamiento, lo cual siempre incrementa el precio. Eso entraría dentro de lo normal. Como nota negativa, las paredes del comedor están bastante desangeladas, y por esa causa hay bastante reverberancia en cuanto dos personas hablan a la vez, produciendo que todo el mundo alce su voz y alcanzando niveles de guirigay bastante molestos.
En resumen, esperábamos una habitación más grande, con una decoración más cuidada, un spa que nos relajase (aunque fuese un poco) y el personal amigable (o al menos no desagradable e impertinente) que nos solemos encontrar en este tipo de alojamientos. Pese a que el precio es el de un hotel de 4 estrellas en una capital, todo eso podría haber sido excusable si al menos no hubiésemos tenido la sensación de que estaban haciendo todo lo posible porque no nos sintiesemos en casa. Lo consiguieron!