Me he alojado en este establecimiento de casualidad, y qué casualidad más agradable. Una pareja de jóvenes emprendedores y valientes, dadas las circunstancias actuales, han abierto este hotelito de interior, en el pueblo de Caimari, a los pies de LLuc. El hotel tiene unas 8 habitaciones, grandes, espaciosas, luminosas y agradables. Muy acogedoras, como todo el hotel. Tiene una piscina, pequeñita, pero suficiente para refrescarte (en verano.. jeje, ahora está limpia pero muy fria) ubicada en un patio muy mallorquín, donde puedes tomar el sol y leer. Ofrecen un menú nepalí (porque ella es de Nepal) muy rico, abundante y con ingredientes frescos, el cual te comentan y te explican algún dato de esta cultura oriental. El salón es muy acogedor también, en la línea. El desayuno, en la actualidad, se sirve desde la cocina, no es buffete, pero comes hasta que te cansas... Te ofrecen de todo, y siempre con mucha amabilidad y mucha hospitalidad. Me he sentido comodísima. Viajaba sola porque vivo en Mallorca y tenía ganas de hacer trailrunning. Este hotel está ubicado en un entorno ideal para la práctica de muchos deportes: senderismo, trairun, mtb, ciclismo (tienen lugar para guardar las bicicletas), etc. Me ha encantado, repetiré din dudar y además lo recomiendo. Ánimos Pedro, que si ponéis todo este amor en vuestro trabajo, seguro que saldrá el fruto del esfuerzo!