Estuvimos en mayo, después de las cruces, por lo que no había mucha gente. Es un hotel pequeño y muy agradable y, en nuestro caso al no estar el pueblo en fiesta, muy tranquilo. La habitación que nos tocó estaba todo perfecto, limpia y cómoda.
El desayuno estaba incluido y, como leí en otro comentario, consistía en tostada con tomate y aceite y café con leche en mi caso; para mí un desayuno perfecto.
Con relación a la comida, decir que el salmorejo estaba buenísimo y el cazón también.