Acabamos de volver de una semana en el Harmony Suites y estamos deseando volver. Habíamos leído todas las críticas de aquí y resultó ser exactamente lo que nos esperábamos. Sí, no le habría venido mal un poco de pintura por aquí y otro poco por allá, pero en conjunto era una maravilla. Habíamos reservado una suite de lujo a orillas del mar y al principio nos defraudó un poco que no nos dieran la de la planta baja que habíamos solicitado. No obstante pronto quedó claro que teníamos mucha más intimidad en la nuestra de la planta primera, además de que no es verdad en realidad eso de que parece que en la planta baja tienes un porche privado para tomar el sol, ya que todos lo huéspedes pueden utilizar esos porches, lo que causa alguna pelea entre huéspedes. La suite era enorme, el jacuzzi doble fantástico y las vistas soberbias. Una ventaja era la regla que había de nada de niños de menos de 16 años, lo que significaba que la piscina pequeña estaba bien. La propietaria, Julie y Esther Y collette de recepción eran encantadoras y nada era un problema para ellas. El restaurante, "The Edge", se encontraba en un marco precioso y en nuestra opinión era, con mucho, el mejor de Rodney Bay - el chef/propietario, Bobo, estaba siempre por allí y el maitre, Sebastian, era excelente. La pedicura que me hicieron en el salón de belleza del hotel fue una de las mejores (¡y más largas!) que me han hecho nunca por un precio muy razonable. El Harmony Suites nos pareció que tenía una fantástica relación calidad-precio, en un sitio perfecto justo en mitad de Rodney Bay pueblo.