Había una vez una ciudad irlandesa... Aunque la palabra "limerick" quiere decir poema pícaro, la verdad es que la ciudad de Limerick inspira mucho más que risas de complicidad. Sus castillos e iglesias medievales le aportan un aire de grandiosidad, y sus pubs están abarrotados de vecinos y estudiantes de la localidad con ganas de tomarse la "última" pinta de Guinness de la tarde. El Museo Hunt alberga una colección de obras de los artistas más importantes e influyentes de la historia; por su parte, el Museo Foynes de Hidrocanoas maravillará a los visitantes de todas las edades con sus extravagantes máquinas voladoras.