Eslovaquia carece del brillo de su antigua compatriota, la república Checa. Pero desde su independencia, en 1993, el país se ha ido desprendiendo de su pasado como integrante del bloque de los países del este y ha ido abrazando su propia cultura popular. La capital, Bratislava, es un destino turístico muy popular, pero no debe pasar de largo lugares con sabor antiguo como el castillo de Spis, desde el que se contempla Spisske Podhradie; Liptovska Sielnica, con sus casas antiguas tan bien conservadas; o el balneario de Piestany. Los aficionados a las actividades al aire libre disfrutarán del senderismo y del esquí en la cordillera de Tatras.