Asentada en un valle cuyo nombre original significa “final del mundo habitable”, esta ciudad turística del bajo Himalaya florece en verano y durante su famoso Festival Dussehra en octubre. No se pierda el templo de Raghunath, construido en 1660 en honor a la deidad patrona del valle, Señor Ram. A menos de cuatro kilómetros, se encuentra el templo Jagannathi Devi al que se accede tras una subida de 90 minutos y desde donde se obtienen unas vistas panorámicas de la zona alpina. También se conoce a la ciudad por sus chales, mantas y zapatillas de lana tejida.