El Molino está situado en una ubicación perfecta para visitar las Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera, las bodegas de Valdepeñas, los Ojos del Guadiana, Almagro, Viso del Marqués, etc.
El alojamiento cuenta con todo lo necesario para una estancia cómoda y relajada: cocina completa (quemadores, dos neveras y congelador, cafetera americana, lavavajillas, cubertería y vajilla interminable, sartenes, ollas, cacerolas, tostadora, horno de leña...), amplio comedor, habitaciones cómodas para hasta 14 personas (en el edificio principal, que es donde nos alojamos nosotros), piscina (de agua bastante fría, pero no tanto como el agua la de las Lagunas de Ruidera), jardín enorme con encinas, plátanos de sombra, rosales,... al final del cual hay unas casetas con 3 perros (cuya presencia a penas se nota porque están amarrados y se pide que no se acceda a esa zona), pista de tenis de cemento, canasta de baloncesto (ojo, tienes que llevar tú las raquetas y pelotas), mesa de villar, barbacoa con leña (aunque se recomienda llevar carbón para no hacer mucho humo).
Cuenta además con personal de mantenimiento que vive junto al Molino y están a la mano para cualquier incidencia.
En cuanto a las habitaciones, en verano son bastante calurosas, pero disponen todas de ventilador portátil para ayudar a pasar el inicio de la noche, porque de madrugada refresca bastante y se duerme bien con las ventanas abiertas (todas tienen mosquiteras). Hay 3 habitaciones con cama de matrimonio (con aseo) y 4 con dos camas. La única pega quizás es que algunas habitaciones no disponen de armarios en condiciones para colocar la ropa o colgadores para las toallas grandes en los aseos.
En resumen, nos pareció un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza en un entorno saludable, ideal tanto para relajarse y pasar unos días tranquilos, como para visitar los parques naturales que están en los alrededores (Tablas de Daimiel a 20min y Lagunas de Ruidera a 1h).