Cada vez que vamos a Andrín nos alojamos en Casa María Luisa II.
Se trata de una encantadora casita que tiene ya algunos años pero que sus propietarios se esfuerzan por tener impecable.
Siempre que vamos han reformado alguna cosa: el primer año estrenamos la cocina, la siguiente vez habían cambiado los muebles del salón y esta última vez nos la encontramos totalmente recién pintada y le había tocado a una de las habitaciones, en la que acababan de renovar las camas con un estilo rústico típico de la zona, igual que el resto de la casa.
También hay otra casa que está encima de dónde viven los dueños y que es totalmente nueva, hasta tiene un jacuzzi.
Habitualmente vamos a casas rurales y nunca he encontrado ninguna tan bien equipada como ésta. Tienes de todo y en perfecto estado: bayetas, estropajos, sartenes... todo nuevo a estrenar por ti, no como en otras casas en las que las sartenes están todas desgastadas, que se pega todo lo que cocinas o tienes que ir corriendo al supermercado el primer día para comprar algunas cosas imprescindibles.
También encuentras toallas de todos los tamaños, recién salidas de la tintorería, con un blanco resplandeciente que da gusto de usarlas, trapos de cocina inmaculados, en el baño hay todo lo necesario (jabón de manos, gel, champú, un pequeño botiquín...) no hace falta llevar de nada y, si echas algo en falta, Maita te lo proporciona rápidamente.
La casa está rodeada de un inmenso jardín con unas vistas impresionantes al Cuera y un césped perfectamente cuidado que hace las delicias de los más pequeños (con columpios, cama elástica, zona para jugar a la pelota...) y de los mayores (zona de relax bajo algún árbol frutal que hay en el jardín, barbacoa, cenador al aire libre, tumbonas por si no te apetece llegar hasta la preciosa playa del pueblo...)
El lugar ideal para pasar unos días tranquilos y desconectar totalmente.
El pueblo es pequeñito pero tiene una pequeña tienda donde puedes comprar las cosas que puedas necesitar o acercarte en un momento a Llanes, donde hay de todo.
A diez minutos de Andrín hay una playa paradisíaca con un chiringuito en el que se come de maravilla.
Y por último hablar de los propietarios, Maita y Cosme, que son una gente maravillosa, siempre a tu disposición por si necesitas alguna cosa...
Éste año, que estuvimos la segunda quincena de julio y llovió algún día, hasta nos dejaron usar su secadora.
Totalmente recomendable.
Volveremos sin ninguna duda!