Nuestra estancia fue de tres días, pueblo super bonito que no tiene nada que envidiar a Pedraza, Patones...
Viniegra de Abajo con sus callecitas de piedra, comida casera, entorno privilegiado, merenderos preciosos y sus cencerros como banda sonora, especial.
La Casa de la Tía Quica no le falta detalle, cómoda, bonita. Nos recibió Sara qué da personalidad a la casa, y nos facilitó mucha ayuda para conocer el entorno.
Las cenas fueron buenísimas y caseras.Las camas super cómodas, ¡Buenas siestas! Sin duda volveremos a por «nuestras endrinas».