El piso es muy amplio y la localización está genial, cerca de la estación de trenes y de autobuses. El barrio es muy tranquilo, lo que se agradece para descansar después de una dura jornada de turismo, y no está bastante cerca del centro y de los lugares más típicos para ver. Rafa fue un anfitrión estupendo, siempre pendiente de nosotros y aconsejandonos sobre donde comer o salir de noche. Nos recibió con frutas, agua, zumos, etc, todo un detalle.