100% recomendable. Hemos pasado un fin de semana inolvidable en plena naturaleza con nuestros hijos pequeños. La localización, impresionante, la finca está en un valle, atravesada por un hermoso arroyo, perfectamente aislada a tan sólo 2 kilómetros de Los Marines. Pinos, encinas, castaños, robles, árboles frutales, melocotones, membrilleros, manzanos, moreras y toda suerte de arbustos mediterráneos. La casa, magnífica, un antiguo cortijo reformado al que no le falta el mínimo detalle: tres habitaciones dobles, un gran salón con chimenea, baño y cocina con todo el menaje necesario, y un gran porche toldado con mesa para comer, leer y relajarse fuera. Perfectamente limpio todo. A la piscina se llega por un sendero a unos 50 metros de la casa, y está integrada en el paisaje del valle, deliciosa. Y por último, dar las gracias de corazón a D. Miguel, el propietario, que con su exquisita hospitalidad y discreción nos ha hecho inolvidable la estancia, se nota el mimo artesano con el que cuida su finca y a sus huéspedes. Hemos disfrutado mucho dando de comer a las gallinas, cogiendo melocotones con D. Miguel y explorando la finca y el curso del arroyo hasta la cascada. Repetiremos sin duda alguna.