Nos ha encantado el sitio. Hemos estado tres familias (dos abuelos, dos padres y madres, y tres nietos), la casa estaba hecha para nosotros. Cuatro habitaciones, dos de ellas de matrimonio, y dos más con un total de 5 camas. Un comedor grande y muy espacioso, por el techo alto que hay, cocina integrada, y tres baños. En la planta de abajo, una entrada amplia, una sala grande con ping pong y futbolín, y una terraza enorme con jacuzzi también enorme, barbacoa, y mesa para comer fuera.
Rosa Maria y Jaume vinieron tanto a presentarnos la casa y un pequeño obsequio que no tardamos en degustar, y también a despedirnos y devolverles las llaves. Se nota que los dueños llevan tiempo en el mundillo, pues había de todo y no sobraba nada.
El pueblo es pequeño pero muy bonito y bien mantenido. El último día me di cuenta que se el pueblo tiene un par de guías, hubiera sido interesante que nos enseñaran el pueblo. Cuidado con las tiendas, que abren el domingo pero cierran el lunes, como los bares. Se pueden hacer caminatas, tanto en llano como con algo de pendiente, ir en bici, y seguro que mas cosas que no vimos.
Resumiendo, lugar ideal para reunir dos o tres familias con niños para pasar un fin de semana largo, y realizar excursiones y preparar carnes a la brasa.