Estuvimos en Piedralaves el primer fin de semana de agosto y lo hemos pasado genial. La casa está en el centro del pueblo, un sitio con bastante ambiente y con unas pozas chulísimas para darse un baño no muy lejos de la vivienda. En la planta baja se encuentra la cocina (con todo lo necesario), un aseo y el comedor, con dos butacas muy cómodas y una mesa amplia para 6. Tal vez hemos echado en falta un sofá, pero al pasar tiempo fuera y en una de las terrazas no ha sido una molestia. Las habitaciones son amplias y cuentan con baño completo. Todo muy limpio y en perfecto funcionamiento, con todos los acabados en madera realizados por el dueño, que es artesano. Julio es muy amable y atento, aporta amplia información sobre la zona e incluso nos dejó bonitos detalles como el delicioso bizcocho con el que nos recibió. Nos encantaría volver en otra ocasión, ya que el entorno natural seguro que es una maravilla en otoño.