Todo ha sido impresionante: la mansión, una impactante sorpresa, bien comunicada y con todas las comodidades; Celestino, Tino, el anfitrión, un asturiano puro ejemplo de hospitalidad, del que estaremos siempre agradecidos por sus consejos de toda índole; y Asturias con sus paisajes, historia, gastronomía... Seguro que repetiremos...