Volver a la rutina nos ha costado un montón. Sobretodo después de pasar cinco días increíbles en familia en Azpikoetxea. Cristina tiene una casa que acoge desde el primer momento. Con cinco habitaciones preciosas, cada una con su estilo propio y con su cuarto de baño impecable. Con una cocina que invita a interminables tertulias de sobremesa y un cálido salón en el que echar algún que otro sueñecito… Y no podemos olvidarnos la panorámica que puede verse desde cada una de sus ventanas: unos prados, más verdes imposible, llenos de tranquilidad y sosiego, que nos han dejado con la boca abierta. Como se puede leer en los comentarios de otros clientes, la casa de Cristina está equipadísima en todos los sentidos, tiene de todo y no le falta de nada. Por eso a nosotros sólo nos queda intentar transmitir en buen rollo que se respira en esa casa, debido sin duda a todos los buenos momentos que hemos vivido todos los que nos hemos alojado allí. Cristina, muchísimas gracias por todo. Volveremos los meses de invierno para poder encender la chimenea mientras nos tomamos un té con la leche de las vacas recién ordeñadas de la granja de Rakel.