Sinceramente creo que es la primera vez que logramos realmente desconectarnos absolutamente de todo y conectarnos unicamente con la belleza del lugar y su paz. La cabaña es preciosa, funcional, con mucha piedra y madera respetando el paisaje, un deck increible que balconea al rio donde se puede desde desayunar con los primeros rayos de sol o ver el atardecer. Si hace frio o llueve, estar adentro de la cabaña es casi como estar afuera, porque todo su frente es de vidrio desde donde se ve el rio, los bosques, las sierras. Esta atendida por sus dueños, quienes personalmente se ocupan de preparar la cabaña y cada uno de los detalles hasta de llevarte un riquisimo desayuno. No dudo que volveremos pronto. No quisiera exagerar, pero una de mis mejores estadias.