Superó nuestras expectativas, una empresa familiar, todos jóvenes, y de una disposición y calidez humana que uno no espera,. la casa es extraordinaria, limpia, y con una vista a la cordillera, a tres volcanes, y hacia el mar ,que uno la quisiera todo el año; un silencio reparador que te hace olvidar que estás a sólo diez minutos del centro del agitado y ruidoso castro. Dada la poca contaminación lumínica nocturna, es posible observar un cielo dificil de ver desde el centro de las grandes ciudades.
En resumen: calidez humana,disposición de quienes te atienden,limpieza , ambiente acogedor, y unas vistas extraordinarias, hacen que bien valga la pena conocer a Bernardo, Flor, Silvina y Harum
Muchas gracias por vuestra hospitalidad, y no todo en la vida es dinero.... hay cosas que no se pueden comprar.