Pasamos 7 noches y nos hubiéramos quedado el doble de no ser porque las vacaciones se acaban. Qué tranquilidad, qué paisaje tan precioso desde las ventanas, qué fresco se duerme, qué maravilla de pueblo con todo lo que necesites,...El piso está cerca de todo y no le falta de nada. La dueña genial, siempre en contacto para cualquier pregunta, por ejemplo nos recomendó una sidrería q teníamos muy cerca y nos encantó, nos atendió muy bien en todo momento. En efecto suenan las campanas de una iglesia cercana y canta el gallo, pero no nos molestó para nada. Por poner un pero, le faltaría el ascensor porque estamos acostumbrados a él, pero en cuanto te acostumbras a subir a pie, es mucho más sano y como no hace calor es un momento. Genial tener garaje porque en los pueblos que visitamos era dificilísimo aparcar. Nos gustaría poder repetir algún día. Un abrazo Angélica, gracias por todo.