Sofá, camas y almohadas bastante incómodos. El propietario no se encontraba en el pueblo, por lo que no había sábanas ni toallas limpias porque no había podido pasar a limpiar tras la estancia del anterior inquilino. La caldera se había estropeado, si te dabas una ducha luego hacía tanto ruido que parecía que iba a explotar. A parte de esto, la ubicación está bien, zona tranquila y se agradece la terraza. Disponía de todo lo necesario para pasar la estancia (suficientes cubiertos, papel de baño y cocina, sal, aceite, etc.).